El convento

Historia

Acto seguido al Robo y Hallazgo del Santísimo Sacramento, en mayo de 1568 ya se decide limpiar y reparar aquella caballeriza que custodió el hurto. Se crea una capilla y ya se concibe la construcción de una iglesia. En 1598 se adquieren los dos edificios de dicha manzana para iniciar el ambicioso plan gestado por el “Patriarca” Juan de Ribera: crear un convento de monjas reformadoras. Por otro lado, es Juan Luis Alzamora quien consigue un jubileo pontificio para construir un nuevo templo y honrar la memoria del Santo Sepulcro. Será el 25 de enero de 1596 cuando Juan de Ribera bendice el solar y lo dispone para la nueva obra. Albergará por primera vez una nueva comunidad de monjas Agustinas Descalzas

Para ello, el “Patriarca” combina la constitución propia de las Carmelitas de Santa Teresa de Jesús, pero con la regla de San Agustín. La nueva orden recién fundada, se instala el 18 de diciembre de 1597 y regirá nuestro convento hasta 2013 cuando la congregación se reagrupa. 

Dejarán paso en aquella época a las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo de Brasil, quienes nos acompañaron hasta 2017. Finalmente, en 2018 dimos la bienvenida a las hermanas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará a quienes agradecemos el empeño en mantener firme la llama de la fe, amparada en nuestra historia, tradición y Fiesta.

Durante todo este tiempo, las paredes que hoy nos cobijan han sido testigo silenciosa de los terremotos de 1604 con el patronazgo de San Mauro, la guerra de Sucesión entre Borbones y Austrias, la guerra de Independencia contra el francés, dos desamortizaciones de bienes de la Iglesia o incluso ha servido de improvisado hospital de campaña para atender a las víctimas de los desgraciados sucesos de la revolución del Petrolio de julio de 1873. Durante la II República la situación conventual vivió tal vez uno de los momentos más críticos y violentos de su historia y en la contienda civil de 1936 a 1939 sucesos trágicos suponen lamentar la pérdida de personas y gran parte del patrimonio atesorado durante casi 400 años. 

Agustinas Delcalzas en el monasterio del Santo Sepulcro

Carrusel de fotos históricas del monasterio

La Sábada Santa que estuvo en la batalla de Lepanto

Cierra la capilla del Jesuset del Miracle, una de las dos copias de la Sábana Santa que, antes de descansar definitivamente en Turín fue custodiada en el castillo galo de Chambéry. El papa Pío V realizó el encargo en el siglo XVI. Una de estas dos copias se encuentra en Navarra y la otra, la versión alcoyana, nada menos y nada más estuvo presente en la batalla de Lepanto encabezando el barco de Don Juan de Austria. En agradecimiento por la victoria y los servicios prestados, el hermanastro de Felipe II regala a su fiel secretario alcoyano Juan Luis Alzamora, tal preciada reliquia. Llegará al convento en 1599 custodiada por una arqueta que aún se conserva. Reza en francés la inscripción que enmarca la silueta dibujada de Cristo: “1571, este es el verdadero retrato del Santo Sudario en la Capilla del Castillo de Chamberí 1571”. 

Arqueta que custodiaba la Sábana Santa

Copia de la Sábana Santa de Turín

Hermanas desplegando la Sábana Santa para su estudio

Fotografías y documentación gentileza de Art Visual producciones 

Vista en 360º de la capilla del Jesuset del Miracle

Capillas

Jesuset del Miracle

San Antonio de Padua San Pancracio, San Expédito y Santa Águeda

Sagrado Corazón de Jesús

Cristo crucificado, Beata Inés de Beniganim, Santa Rita de Cascia

Nuestra Señora de Lourdes y Santa Bernardita, San Francisco de Paula

Nuestra Señora del Carmen

Inmaculada Concepción

Virgen de los Dolores